jueves, 28 de agosto de 2014

Estructuras libres.

Tenemos las respuestas, pero no podemos recordarlas. Necesitamos encontrarnos.
Encontrarnos de verdad unos a otros. Porque, a veces, me cruzo contigo. Pero a veces te encuentro. Cuando somos más grandes que el tiempo, todo desapego.
Y siento decirte que no es voluntad. Ni tuya, ni mía. Es el Universo. No el planeta, no el mundo. Es el Cosmos. Mostrándose a retazos. Enseñándonos lo que vive en la oscuridad.
No me tomes por extremo, sólo hablo con una autoridad que no poseo. Porque tengo resaca de aprendizaje. Endorfinas trazando mapas entre lo humano, lo animal y lo que no sé nombrar.
Es sólo el instinto primigenio, susurrando en mi cuello que todo va bien. Que todo lo demás es por esto.
De pronto orden y agradecimiento. Ocurrirá de nuevo, otra vez inesperado, volveré a verlo. Sin necesidad de aprehensión.
Las noches en las que de verdad escucho, no con el oído y el filtro del cerebro.
Puede sentirse bajo la piel, no es orgánico pero está ahí. En algún punto sin tejido ni sustancia.
El empirismo no servirá de nada con esto. No creo que se pueda hacer réplica.
Pero... vamos a divertirnos intentando saltar al otro lado. Chocando con los límites intangibles una y otra vez. Desorganizados y vacuos. 
Porque quiero que me vuelva a sorprender ese olor que jamás se repite en mi propio cuerpo. De todas las memorias, la olfativa es la más volátil, inalcanzable. Es una perra inversa a su naturaleza que no puedes evocar a placer.
No sé cuando volveremos a cazar en la incertidumbre. No importa.
Ahora bailo sintiéndome una bestia de otros mundos, ya no tengo que ser yo dentro de mí. Sólo ahora, en este estado transitorio que no va a ninguna parte y, justo por eso, llega.

martes, 12 de agosto de 2014

Agosto.

Ven, vamos a pelear al borde del abismo. Vamos a exhibir nuestras armas como animales en celo.
Quiero bailar donde el suelo no me alcance.
Basta de sensación de control y humildades aprendidas. Vamos a ponernos incómodos. Lúcidos.

Cuando sólo existes en los ojos del oponente el cosmos es una pupila.

Somos más de lo que confiesa el espejo.
Somos valientes porque tenemos miedo.

¿Quieres sentir?

La búsqueda no termina nunca. ¿Cuántas opciones puede haber entre millones a cada instante?
Quiero retar a todas las formas de existencia. Palpar los límites del orden. Divagar en los confines de la entropía tan lejos como la energía permita.

El alma es gas.

Mientras, todo sucede y el sol nos abrasa.
En el cobijo de la noche los patrones de cambio se alteran. Y en la oscuridad está la iluminación. Cuando nos vemos con los ojos cerrados. Sordociegos en realidad, tocando la certeza. Percibiendo una verdad caduca, leve. Enamorados de nosotros.

Todo el mal de la distancia es que no tiene olor.



  




viernes, 8 de agosto de 2014

Pienso, luego existo.

Me han acusado de pensar demasiado.
Como si pensar fuese flagelarse, cuando sólo intento entender.

Para empezar, no tengo la opción de pensar menos. Simplemente vivo así.
¿Qué hacer si no mientras realizas cualquier tarea mecánica? ¿Nunca te paras un momento sólo para pensar? ¿Nunca sientes la necesidad de ir a un lugar concreto para pensar? No en una preocupación del presente, no en una decisión. Sólo pensar. Escuchar a tu mente (eso que crees que eres tú mismo). Un día quiere hablar de sociología y otro de relaciones personales. O pasa la atorcha a la imaginación para pintar futuros y presentes. Te trae de vuelta una escena de aquella película que viste hace dos semanas y, a saber por qué, lo relaciona con esa persona de la que te acuerdas de forma recurrente, a saber por qué.
Es demasiado relevante para ignorarlo. Aunque no signifique nada a priori, un hilo de nuestro pensamiento cotidiano muestra mejor quienes somos y qué hacemos que cualquiera de las respuestas que verbalizamos en una situación social mediada por su propia naturaleza. ¿Quién eres cuando estás solo?

Por otro lado, no era la primera vez que me dirigían esa frase. Incluso han tenido la osadía de decirme que ese es "mi problema".
Son problemas la falta de empoderamiento, la autoexigencia desmedida, la baja autoestima, la obsesión. Entiendo que, como todos estos conflictos suelen manifestarse en pensamientos distorsionados, haya quien resuelva que el dolor está en pensar más allá de lo estrictamente necesario y del orden pertinente.
Comprendo la equiparación, pero no logro aprehender cómo se vive sin el placer de mirar en cada una de las puertas que se abren. Sin los increíbles viajes del razonamiento, incluso cuando no conduce a certeza alguna.

Creamos la música, el cine y la literatura porque necesitamos ir más allá y más acá de nosotros mismos. Ahondarnos y expandirnos.
Por favor, no te pierdas eso. Que las nuevas concepciones del ocio y el orden no te usurpen el esfuerzo que te debes a ti mismo.